El secreto
de un negocio que perdura es ser como lola flores
Seguro que has oído aquello de “ni canta ni baila, pero no se la pierdan”.
Lola Flores cantaba y bailaba de escándalo. Pero conquistaba porque era única e inimitable.
Tú también puedes ser irrepetible, inolvidable e irresistible. Pero tenemos que hacer que tu cliente lo sepa.
Y ahí es donde entramos la identidad verbal, el storytelling, el copywriting y yo. Para que, además de ser muy buena en lo tuyo, también lo parezcas y a tus clientes se les salte el corazón 🫀 cuando te encuentren.
Porque el texto copywriting que dispara tu engagement y te posiciona en la mente de tus clientes no finge lo que no eres, sino que cuenta todo lo que vales. Y, además, lo hace sonando a ti y solo a ti.
Piensa por un momento: ¿cuántas profesionales de “profesión y vocación” hay sueltas por estos mundos de Internet?
No digo que tú no lo seas, sino que eres demasiado única para ir con el mismo clavel rojo que las demás o parecerte a todas las que dicen esto.
Tú tienes un talento especial y yo estoy aquí para ayudarte a contarlo y hacer que tus clientes se queden con la boca abierta.
Con identidad verbal, storytelling, copywriting y desde lo más hondo.

Así me las maravillo yo con el copywriting:
- Escucho la voz de mis clientas cuando escribo. Desarrollo una identidad verbal para tu marca que dispara tu engagment y me empapo de todo lo que has hecho hasta que tu marca me sale por los poros porque no concibo trabajar sin dejarme la piel y el alma.
- Solo finjo cuando estoy en el escenario y, aun así, me tiene que salir de dentro. Cuando escribo me pasa lo mismo. Si no lo siento, no sale.
- La frase que más me dicen mis clientas es: “Lola, no sé cómo lo haces, pero es como si me conocieras mejor que yo misma”.
Hoy quiero confesar...
- Estoy enamorada. De desarrollar identidades verbales y escribir para conseguir que las marcas con solera y salero que hacen la vida de los demás un poquito mejor se lleven un buen trozo del mercado.
- Soy más de campo que las amapolas. Tengo un refugio en Jaén, entre olivos y jaras, donde respiro y recargo pilas siempre que puedo.
- Sueño con ver atardecer sentada en el tronco de un olivo mientras leo y escribo.
- Me gusta una romería más que a un niño una piruleta. Unos botos camperos, mi bata de lunares, una medalla en el pecho, un cante valiente y el camino por delante. Con eso soy feliz.
- Mi mindfulness es el ganchillo. Es mi vía de escape. Me conecta con mi abuela Adriana y la estirpe de mujeres increíbles de la que provengo.
- Leo todo lo que cae en mis manos, pero si piensas conquistarme con una novela, que sea histórica, por favor.